Palabras con palabras, puñados de sensaciones y algo de música

jueves, 12 de noviembre de 2009

Lonely Day

Me pasa
que si cierro los ojos
y me duermo en silencio,
derrumbo mis miedos
a base de sueño, temblores y ganas.

Que tengo ganas
de tus ganas
y de mis remiendos.

De mis errores confusos
y mis aciertos traviesos.
De tus miradas serenas
y tus caricias de fuego
cosidas con pequeñas puntadas
en lo más hondo de tu empeño.

Y del mío.

Y no lo tengo.
Porque me falta.

Pero no puedo evitar,
evitar recordar,
que mi pelo se enreda con sólo mirar
esa foto o esa señal,
que grabaste en mis sueños sin preguntar.

Por eso,
con rimas fáciles y sentencias a medias,
me revuelvo entre unas sábanas
que no son las mías,
que no me conocen
y que no me cuidan.

Que no me olvido.
Que hoy está turbio,
pero mañana,
mañana cuando cambie el día,
la hora,
y la luz,
mañana
será otro día.

viernes, 21 de agosto de 2009

Chasing Cars

Disculpen señores si en adelante me encuentran más sensible de lo normal.

Disculpen si por granos de arena hago montañas y por si con gotas de agua invento océanos.

Disculpen si estoy más ausente de lo normal o todo lo contrario, pues todo depende del punto de mi particular montaña rusa en el que me encuentre.

Disculpen si hago míos y sólo míos los minutos que pasan entre la última vez y la siguiente, y que grite más fuerte que el tic tac del reloj cuando no sé llenar ese vacío.

Disculpen si doy mordiscos al aire sin avisar y al final me atraganto con una bola de pelo, de mi propio pelo, enredado y alborotado, por querer hablar más fuerte de lo que puedo.

Disculpen si doy más importancia de lo normal a todo lo que me importa:

Que me empapeléis con vuestras "críticas" constructivas, a veces hirientes y casi siempre necesarias;
que te muerdas los carrillos cuando me ves llorar y te sientas impotente, dolido e incluso culpable y aún así siguas al pié del cañón;
que siempre seas el primero que escucha mis debilidades y mis grandezas y siempre, siempre, estés ahí;
que me acaricies las inseguridades con sonrisas y paciencia y me guardes los secretos de Montera (y otros cuantos);

Que me llames siempre para estar en tus fiestas y hayas querido saber quién y cómo soy, con una fe ciega y admirable;
que estés tremendamente distante, pero con los años y los dolores de cabeza, siempre haya sido todo igual;
que tu creatividad me inunde los sentidos sin pedir permiso y siempre me sorprenda de la misma manera;

Que seas tan condenadamente parecida a mi;
que seas tan fantástica y me dés siempre razones sin darte cuenta para querer ser como tú, o al menos un poquito;
que me intimides con tu mirada inquisidora, esa que pones sin querer y esa que me deja ver lo genial que eres;
que nunca dejes de enseñarme cosas, de puertas que se cierran, ventanas que se abren y que todo pasa por alguna razón;

Que seas menos que un padre y más que un amigo al uso;

Que sigas siendo un borde, pero que sigas al fin y al cabo;

Que simplemente seas tú y me envuelvas los pinreles y las arruguitas con un poco de calor cuando haga falta.

Que por granos en la cara cuento el estrés día a día, y cada día que pasa es uno más, y en realidad cada día que pasa es uno menos.

Disculpen señores si en adelante me encuentran más sensible de lo normal.

jueves, 20 de agosto de 2009

God save the Queen

I've never done this. At least not this way. But I'm so thankful. Because I don't really know how, but you make me feel up when I'm down. You make me smile by chance, or deliberately. You always have the key words to let me see the world through other eyes - yours -. You know how to cheer me up and how to remind me how good I am, how good I am able to be and how lucky I am being just the way I am. I told you, I'm not selfconfident at all... I should, but I'm not, I must keep working on that, dude, but you know what? I'll do it. Because I can. Because if I don't, for some reason, I know you'll be there, through that little window telling me "ey, how you doing?"

You arrived to my life as a completely stranger who deeply enjoyed improving his English skills, and who, little by little, has overcome the frontiers of my age and my circumstances in order to become a friend. I'm sure you didn't expect this to happen... life's great sometimes. And you know it.

Thank you very much, for that beautiful image you have of myself.
Thank you for just being there.

martes, 11 de agosto de 2009

Valiente

Ayer fuiste la primera persona que me dijo que me iba a echar de menos.
Ayer me di cuenta de lo que yo voy a echar de menos.
De lo que me va a faltar.
De lo que quiero que siga igual cuando vuelva.

Ayer me hiciste llorar.

(pero te quiero de todas formas)

Una hora más

(con permiso de Stieg Larsson)

"Irradiaba, al mismo tiempo, confianza en sí mismo y seguridad y que tenía el don de hacer que las mujeres se sintieran relajadas y sin necesidad de demostrarle nada. Acostarse con él no era ni incómodo ni complicado ni arriesgado, más bien estaba desprovisto de exigencias y resultaba eróticamente placentero"

Y así, como si nada, mirar a los ojos nunca fue lo mismo.
Ni recorrer la espalda con la yema de los dedos.
Ni enredarse los pies el uno con el otro con las sábanas como únicos testigos.

viernes, 17 de julio de 2009

Fallin'

…y se detuvo en seco. Se le heló la sangre y se quedó paralizada. No supo reaccionar al ver su mirada clavada en sus ojos. Él, un hombre tan íntegro y tan seguro de sí mismo, sabía perfectamente a lo que ella venía. Y no tuvo más que mirarla fijamente a los ojos - como solía acostumbrar - para pararle los pies. Sabía de sobra que funcionaría y no se equivocaba. A su alrededor los tres hombres y la mujer de baja estofa no habían reparado en la presencia de la otra mujer, ni en los ojos sentenciadores del hombre. Sólo el humo de los cigarros adornaba esa imagen. Ella, que iba dispuesta a resolver sus asuntos, se vino abajo de nuevo, y como un perrillo con el rabo entre las piernas y ésta vez sí, la cara empapada en lágrimas, retrocedió sobre sus pasos y se marchó aceleradamente.

Él, miró su cigarro, miró a sus acompañantes y se quedó con la misma tranquilidad de siempre. Con la satisfacción del trabajo bien hecho. Aunque con la inseguridad de saber qué pasaría después. Se mordió disimuladamente la mejilla y le dio una calada a su cigarro.

La partida continuó como hasta entonces.

jueves, 25 de junio de 2009

We fall

Creía que nadie la miraba, que todo el mundo estaba distraído y que sólo ella estaba de verdad reflejada en el espejo. Así que, resuelta, y de una forma un tanto inesperada, se arremangó la falda y se levantó. Se acercó cuidadosamente al espejo y se observó a sí misma, vestida de gala para una ocasión que así lo merecía. Se miró a los ojos y descubrió que brillaban. Solo reconocía ese brillo en sus ojos de ocasiones anteriores, cuando estaba a punto de llorar. Y no pensaba que fuera a llorar. No lo sentía así. Aunque el nudo de su garganta y las venas marcadas en sus manos mientras agarraba la falda decían todo lo contrario. Mantuvo el gesto firme y seguro. Sereno y confiado y siguió mirándose a los ojos hasta que fue capaz de decirse a sí misma "sí". Sólo eso. "Sí". Cerró los ojos lentamente y una lágrima se dejó caer por la mejilla sonrojada por el colorete. Con los ojos aún cerrados y la diminuta lágrima haciendo brillar su piel de porcelana, se giró lentamente y se dirigió a la zona de fumadores. De repente todo estaba presente. Lo que ante el espejo estaba difuminado ahora se hacía notar, se veía con toda claridad. Y con decisión y rectitud se dirigió a la mesa más apartada, constituida por tres hombres trajeados y una mujer de baja estofa. Atravesó el salón haciéndose notar de una manera tan sutil que todos miraban pero nadie comentaba la jugada. Tres pasos, dos, uno...

martes, 9 de junio de 2009

Pen and notebook

Teniendo en cuenta que no sabía muy bien si hacía frío o calor, que todo le parecía un poco más oscuro de lo normal, y que los zapatos le quedaban grandes, se quedó sentada mirando a través de la ventana y simplemente observó cómo las nubes se iban cerrando y amenazaban con empezar a descargar agua en pocos minutos.

Se miró los pies y las uñas de los pies. El color rojizo del esmalte estaba empezando a descascarillarse. Movió lentamente los dedos como queriendo desentumecerlos. Con las manos apoyadas en la cama y con la postura de un niño retorciendo las piernas, dejó caer el pelo sobre la cara.

No sabía si reír o llorar. No sabía si gritar era la manera indicada en aquel momento de romper el silencio. No sabía si quedaba papel higiénico ni si comprar una barra de pan o dos para comer. Ni sabía por qué extraña razón había decidido pintar la habitación de rojo. Ni por qué tenía que hacerse mayor ni por qué tenía que sonreír a la gente que no le caía bien. Ni entendía que el espejo del ascensor fuera amarillento y todas las mañanas le dibujara más ojeras de las que tenía, ni que los días tuviesen solo 24 horas. 24 horas en las que la mayoría de las cosas que pasaban eran del todo incomprensibles para ella.

No entendía nada. Ni quería. Solo quería mirar por la ventana y esperar sentada, con el pelo sobre la cara y las piernas retorcidas a que, de un momento a otro, empezara por fin a llover.

viernes, 29 de mayo de 2009

Chop Suey

Tengo el sueño agolpado en las pestañas,
mordiéndome lo poco que queda de mis fuerzas,
pero sin comerse ni una pizca de lo que ya me guardo.

Tengo un tornillo mal enroscado
en el cuello,
el ombligo
y el pie derecho.

Tengo el frío agarrándose a mi cintura a las 6 de la mañana,
y el calor 5 minutos después.

Tengo una colección de escalofríos escondidos en el pecho
y un tablero de ajedrez dibujado al final de la espalda,
donde el Rey ataca a la Reina y viceversa,
y al final siempre ganan los dos.

Tengo un listado increíble de deudas
que no pienso dejar de saldar,
antes o después,
porque son más las ganas que el miedo, la duda o el ya se verá.

Tengo un “no es justo” tatuado en la palma de las manos y en la oscuridad que aparece cuando cierro los ojos.
Y en la luz de después al levantar las persianas.

Pero tengo por seguro que el sueño pasará,
y si no
lo recuperaré quedándome en coma
entre las sábanas amarillas,
las azules
o las blancas.

Que los tornillos mal enroscados están así desde la última vez que me quedé traslocada, y sé que me volverá a pasar,
irremediablemente.
Que el frío es pasajero.
Tanto
que no me preocupa
y además sé cómo remediarlo.

Tengo muy claro
que los escalofríos derrotan a cualquier Rey y a cualquier Reina,
sea cual sea la partida,
para luego volver al pecho,
como si nunca hubieran salido de allí.

Las deudas serán saldadas:
los villanos es lo que tienen,
que cumplen su palabra
por muy cruel y salvaje que ésta sea.

Y lo injusto
no dura eternamente.

lunes, 18 de mayo de 2009

Fairytale

Una vez, hace mucho, cuando quise poner las cosas en su sitio, con el poquísimo valor y coraje que me caracterizan, cometí el peor error de mi vida. Si alguien leyera esto alguna vez probablemente mi vida llegaría a su fin, me perseguirían y terminaría ahorcado como el herrero. ¡Qué perjuicio habría causado él, si tan solo quiso ayudar a la señorita Harriet!. Desde entonces nada ha vuelto a ser igual. Hace ya mucho que callo y me ahogan las pesadillas cada noche, el silencio me atormenta y la luna me juzga una y otra vez.

Hace años, después de lo sucedido, decidí trasladarme a esta casa de mala muerte perdida en medio de la nada, rodeada de árboles donde los búhos no duermen ni de noche ni de día, y donde el vacío te devuelve la sombra de tu propia voz envuelta de temblores e inquietud. Pensé que aquí nadie me buscaría. Sin embargo, ayer, al volver de por leña, me topé con mi pasado, amenazándome en la puerta del cobertizo. Al ver aquella herradura posada sobre el tirador de la puerta comprendí perfectamente que ya no hay vuelta atrás: la caza ha comenzado. El herrero fue el primero. Ahora vienen a por mí. En milésimas de segundo lo que pasó aquella noche reapareció ante mis ojos y casi pierdo el sentido. No vi más que sangre, gritos y desconcierto.

Nunca he tenido valor para muchas cosas, pero tampoco para hablar. No sé cómo pude ser tan imprudente, cómo el instinto pudo sobreponerse a la razón, ni cómo me forjé este destino incierto casi sin querer. Nunca quise herir a nadie y menos sesgar la vida. Jamás. Ni siquiera al injusto y depravado de Lorens. Sigo pensando que fue un accidente, un desgraciado accidente, pero seguro que el Alcalde no piensa lo mismo y es por ello que sus secuaces no tardaron en buscar culpables. Siempre lo hacen, están en todas partes.

Y si alguien siente un dolor tan agudo como el de una bala atravesándole el corazón, ese soy yo. Que lo que ocurrió en aquel antro aquella noche no fue un acto de gallardía ni una demostración de poderío. Fue por defender su dignidad. Por mantener limpia su honra y su virtud. Que ni tan siquiera llegaba a los 16 y ya la iban a vender a precio de saldo. Y el insolente del Alcalde era el primero en aprobar tales arreglos. ¡Con sangre de su sangre! . Ella no se merecía aquello y, por salvarla, por cuidarla, todo salió mal.

Y no fui yo. Yo nunca he matado a seres humanos. Pero no puedo vivir con esta carga, ni con el temor de saber que me buscan por algo que no hice. Ya no hay vuelta atrás. Ella ya no está y mi estómago cada vez es más pequeño de no comer. Vivo en un sinsentido continuo encerrado en este infierno de cuatro paredes rodeado de falsa quietud en medio del bosque más lejano de la zona.

Aquella noche, en la taberna del pueblo, iban a venderla. Y no al mejor postor. A cualquiera de ellos. A quién quisiera desvirgarla por cuatro míseras monedas. Ella, tan inocente… Y el Alcalde presidía el acto, orgulloso él. Demasiado grande fue la repugnancia que me dio y todo se fue de las manos. Entre borrachos, indecentes y matones, todo se desbarató. De repente los disparos llenaron el salón y todo se precipitó. Ella sangraba sin parar, sufría espasmos y yacía inconsciente. Instintivamente miré al Alcalde y en su mano lucía segura una pistola que exhalaba humo. Entonces disparé a bocajarro, sin pensar y con los ojos cerrados. Siempre fui un cobarde y eso fue lo más bravo que he podido hacer en mi vida. Y aunque alguien yació muerto tras el disparo que salió de mis propias manos, no fue quien yo habría deseado en ese momento.

Ahora me buscan. Dirán que yo maté a la chica. No puedo ya ni con el silencio que guardo desde hace años ni con la tortura de no tenerla. Que no era más que una niña pero era lo más preciado del condado.

Si hubiera hablado aquellos días, pronto me habrían dado presa. Y ahora, que no he hablado aún, me van a matar de igual modo. Y sigo siendo igual de cobarde. Tan sólo puedo permitirme un acto más de valor.

Que Dios me perdone.

domingo, 26 de abril de 2009

Propane Nightmares

Consciente de su aparente locura y de su irremediable ecléctica forma de ser, de repente, con sólo sentarse delante del ordenador y teclear lo que ella pensó que era un Desarrollo de su Psicoanálisis, dedujo que, con todo y con eso, era, posiblemente, una de las pocas personas felices sobra la faz de la tierra.

Y yo me alegro de eso.

Y yo, que a su lado no me siento ni la mitad de segura ni la mitad de fantástica, comparo mi fanatismo por su mirada y su forma de simplemente ser ella, con el tiempo que he perdido en pamplinas y no he profundizado en sus paranoias. En cualquiera de ellas.

Pero sé, que todo lo que me queda por ver, por aprender a leer en sus gestos y en sus sonrisas, lo que me falta saber de sus inquietudes y sus dolores de cabeza, de sus ambiciones y sus subidones, está por venir. Y vendrá.

Y cuando venga aquí estaré.

Que ya estoy aquí.

Y no me pienso ir.

sábado, 25 de abril de 2009

The Fear

Miró una vez. No vio nada.

Miró otra vez. No vio nada.

Miró una tercera vez y los ojos de una bestia inyectados en sangre clavaron su mirada en él, con la ira y la frialdad de una espada templada en el mismísimo infierno.

Sólo pudo respirar aceleradamente y suplicar clemencia.

sábado, 18 de abril de 2009

Timing is crucial

Miró a su alrededor con la curiosidad de un niño y comprendió: todo estaba en calma. Los espejos reflejaban una imagen completamente nueva y bastante interesante, cuanto menos. Los perfumes que invadían sus sentidos no sólo eran incomparables sino que resultaban más que apetecibles. No había silencio, era imposible que lo hubiera, pero el ambiente que colmaba la estancia era de los más reconfortantes, sin duda. Una luz se dejaba colar tímidamente por debajo de la puerta haciendo su visión aún más agradable. Sin darse cuenta clavó la mirada en el infinito, dejando que la sonrisa que empezaba a aparecer moldeara esas arruguitas tan características en la orilla de sus ojos. Y en ese momento, si hubiera podido, habría detenido el tiempo.

lunes, 13 de abril de 2009

Neopolitan dreams



No lo descarto.

No descarto descoserme el corazón con puntadas infinitas e hilos interminables.
No descarto hacerme una bola entre las sábanas y observar el reloj hasta que mis latidos bailen a su son.
No descarto que mis manos tracen la silueta de mi sombra en la pared de un convento.
Ni descarto que sólo sea eso.

No descarto que el tiempo me lleve a otro momento, a otro lugar y a otro sentimiento.
Como no descarto volver a coger un tren que me lleve a ninguna parte. Donde haya arena, sol y mar. Donde la brisa me queme. Donde el silencio no signifique dolor.

No descarto tirarme de los pelos frente al espejo del baño.
Ni llorar.
Ni gritar.
Ni rabiar
Ni volver a darme cuenta de lo bueno y de lo malo. De que no estoy sola. De que aporrear la batería y comer torrijas son – quizás – uno de los mejores remedios. Que comienza con sonrisas y luego ya se verá.

No descarto los arrumaquitos.
(Con Cannavaro o sin él).
Ni las paranoias.
Ni los autocares con olor a pies.

No descarto otra vida. Ni mejor ni peor. Simplemente otra.
Ni completar mis vacíos.
Ni estar bien a tiempo completo.
Ni descarto bailarle el agua a estar simplemente contenta. Porque sí. Por mí.

Ni descarto el futuro. Traiga lo que traiga. De negro o de blanco. Con fondo de armario o sin él. En Madrid o en un lugar muy muy lejano. Aunque el futuro no es ahora. El futuro ya vendrá. Algún día. Con el tiempo.

O no.

Pero no lo descarto.




jueves, 26 de marzo de 2009

Persona

Cuando quiera que suspiros entonces remedios de coca-cola. Que si llueve debajo del mar nunca hará tanto frío como entre los dientes del invierno. Recoge tus cosas, haz la maleta y desaparece entre las hojas de un sauce llorón. Que si llora es por algo pero su llanto no revienta los tímpanos de un niño que juega a las canicas. Lo intenta y no puede. Si acaso se cuela entre el mantel de la vecina y las sábanas de una monja, y va a parar a la orilla de tus dedos. Está prohibido quitarse el delantal y colgarse un saco de patatas. Los espaguetis, el parchís y las chapas. El conejo de la suerte preguntó ayer por qué la noche silbaba en Sí bemol y no contó con él para susurrar verdades. Encuentra el pañuelo donde ponía “es posible” y mételo en una botella. Si el sol lo quema, vuelve hacia atrás, llama a tu infancia y grita. Sin miedo. Con fuerzas. Sin rencores. Con aliento. Sin miedo. Y cuando quiera que suspiros, remedios de coca-cola.

martes, 24 de marzo de 2009

jueves, 12 de marzo de 2009

Sálvese quien pueda

Enterrando los recuerdos que escribiste en mi memoria, de repente se volvió todo negro. Ni lo esperaba ni lo habría adivinado. Con mi música – como siempre -, con mi libro – como siempre -, con la agenda repleta de citas pendientes y el móvil cargado de palabras que nunca se llegaron a pronunciar. Y mirar por la ventana mi propio reflejo y a veces el de otra gente. Gente de dentro y gente de fuera. Gente de aquí y de allí. Gente de todas partes. Que va. O que viene. O que está demasiado dormida como para saber siquiera qué hace allí. Pero da igual. Entre párrafo y párrafo recuerdo el perfume que dejaste en mi piel y sospecho que no fue intencionado. O sí. Entre estación y estación me empano pensando que ese maldito grano me va a fastidiar el día y que igual el flequillo lo taparía si me lo dejara. El reflejo me delata y me muestra que sí está ahí. Y miro la hora y en solo 5 minutos te veré ahí esperándome. Como todas las mañanas. Como todos los días que has decidido formar parte de este trayecto que acerca mis sueños a tu almohada, pasando de puntillas por el estrés de la realidad. Como cada segundo que paso pensando que no me equivoqué al ponerte nombre dentro de mi colección de asuntos pendientes. Y que ya no lo eres. Y cuando te mire al bajar veré que ahí estás. Y el libro, la música, la agenda, el móvil, el grano y todo lo demás se esfumarán de repente y parecerá que nunca han estado allí. Pero eso será dentro de 4 minutos. De momento vuelvo a mirar: jueves, 11. Un día cualquiera.

Y ahí estás, entre ese mogollón de gente, como siempre, y con tu imperturbable mirada de ángel, como siempre. Se abren las puertas y….

Un chillido agudo me perfora los oídos como la más fina de las agujas. Y todo está oscuro y mis pensamientos huelen a quemado. Y no veo. Y no oigo. Y no siento. Y tengo miedo. Y golpes, frío y olor a quemado. Y dolor. Y no siento pero duele. Y lloro. No lo entiendo. Y grito. No sé qué pasa.

Y ya no pasa nada. Ya no hay música, ni libro, ni nada de nada. Y no estás. E intuyo que ya nunca lo harás. O quizá sea yo quien marchó. Quién tras el ruido quebrantó las citas pendientes y las palabras que nunca llegarán de verdad a pronunciarse. Y la agenda voló por los aires tras la explosión y la fecha que quedó marcada a fuego fue ese fatídico jueves. Ese fatídico 11. Ese 11 de Marzo.

lunes, 9 de marzo de 2009

Autocrítica

Debe ser que me hago mayor, o que me estoy volviendo friki (algunos dirán: "¿más?"), o vete a saber. Pero cada vez soporto menos a la gente que:

- Llega tarde al cine.
- No lee la puta (¿puta?, ¡¿he dicho puta?!) entrada donde pone fila y asiento y entra por donde le sale de las narices molestándote (en el cine o donde sea).
- Habla en el cine.
- Come en el cine.
- No apaga/silencia el móvil en el cine.


¡Y encima luego dice que no le ha gustado la película!


Las miradas, las caricias y los besos no me importan tanto.

jueves, 5 de marzo de 2009

Fin de la primera parte

Hoy no quiero levantarme. Hoy no. Aunque tengo motivos por los que sonreír pero hoy no. Porque sé que el día acaba y cuando lo haga acabarán muchas cosas. Acabarán muchos “ay omá”, los “amparos”, las discusiones de nuendistas vs protooleros, las risas contenidas, las caras de oh my god acompañadas de risas sin contener, las piruletas (esas ya se acabaron), los ratitos de antes y los ratitos de después (y los del durante). Se acaban los “cohone”, “cagoentó”, los “colutorios” (que no locutorios)… Y se acaban los “¡Santiesteban!” - al menos a grito pelao por el pasillo.

Las movidas superchungas y las cosas más dulces harán más fácil la resaca. Que nos hemos emborrachado a base de bien de sonido por los canales C y R (o Ch y R - que no L y R -) y mañana va a ser duro.

Porque se os va a echar de menos.

martes, 3 de marzo de 2009

Let's get started


"Tienes que ir paso a paso. No puedes abarcar todo de golpe. Tienes que fraccionarlo, dividirlo, empezar resolviendo pequeñas partes, hasta finalmente obtener un todo. Y nunca olvides que sólo hay una solución válida para cada problema."
CLASES PARTICULARES. Alauda Ruiz.