Palabras con palabras, puñados de sensaciones y algo de música

viernes, 21 de agosto de 2009

Chasing Cars

Disculpen señores si en adelante me encuentran más sensible de lo normal.

Disculpen si por granos de arena hago montañas y por si con gotas de agua invento océanos.

Disculpen si estoy más ausente de lo normal o todo lo contrario, pues todo depende del punto de mi particular montaña rusa en el que me encuentre.

Disculpen si hago míos y sólo míos los minutos que pasan entre la última vez y la siguiente, y que grite más fuerte que el tic tac del reloj cuando no sé llenar ese vacío.

Disculpen si doy mordiscos al aire sin avisar y al final me atraganto con una bola de pelo, de mi propio pelo, enredado y alborotado, por querer hablar más fuerte de lo que puedo.

Disculpen si doy más importancia de lo normal a todo lo que me importa:

Que me empapeléis con vuestras "críticas" constructivas, a veces hirientes y casi siempre necesarias;
que te muerdas los carrillos cuando me ves llorar y te sientas impotente, dolido e incluso culpable y aún así siguas al pié del cañón;
que siempre seas el primero que escucha mis debilidades y mis grandezas y siempre, siempre, estés ahí;
que me acaricies las inseguridades con sonrisas y paciencia y me guardes los secretos de Montera (y otros cuantos);

Que me llames siempre para estar en tus fiestas y hayas querido saber quién y cómo soy, con una fe ciega y admirable;
que estés tremendamente distante, pero con los años y los dolores de cabeza, siempre haya sido todo igual;
que tu creatividad me inunde los sentidos sin pedir permiso y siempre me sorprenda de la misma manera;

Que seas tan condenadamente parecida a mi;
que seas tan fantástica y me dés siempre razones sin darte cuenta para querer ser como tú, o al menos un poquito;
que me intimides con tu mirada inquisidora, esa que pones sin querer y esa que me deja ver lo genial que eres;
que nunca dejes de enseñarme cosas, de puertas que se cierran, ventanas que se abren y que todo pasa por alguna razón;

Que seas menos que un padre y más que un amigo al uso;

Que sigas siendo un borde, pero que sigas al fin y al cabo;

Que simplemente seas tú y me envuelvas los pinreles y las arruguitas con un poco de calor cuando haga falta.

Que por granos en la cara cuento el estrés día a día, y cada día que pasa es uno más, y en realidad cada día que pasa es uno menos.

Disculpen señores si en adelante me encuentran más sensible de lo normal.

jueves, 20 de agosto de 2009

God save the Queen

I've never done this. At least not this way. But I'm so thankful. Because I don't really know how, but you make me feel up when I'm down. You make me smile by chance, or deliberately. You always have the key words to let me see the world through other eyes - yours -. You know how to cheer me up and how to remind me how good I am, how good I am able to be and how lucky I am being just the way I am. I told you, I'm not selfconfident at all... I should, but I'm not, I must keep working on that, dude, but you know what? I'll do it. Because I can. Because if I don't, for some reason, I know you'll be there, through that little window telling me "ey, how you doing?"

You arrived to my life as a completely stranger who deeply enjoyed improving his English skills, and who, little by little, has overcome the frontiers of my age and my circumstances in order to become a friend. I'm sure you didn't expect this to happen... life's great sometimes. And you know it.

Thank you very much, for that beautiful image you have of myself.
Thank you for just being there.

martes, 11 de agosto de 2009

Valiente

Ayer fuiste la primera persona que me dijo que me iba a echar de menos.
Ayer me di cuenta de lo que yo voy a echar de menos.
De lo que me va a faltar.
De lo que quiero que siga igual cuando vuelva.

Ayer me hiciste llorar.

(pero te quiero de todas formas)

Una hora más

(con permiso de Stieg Larsson)

"Irradiaba, al mismo tiempo, confianza en sí mismo y seguridad y que tenía el don de hacer que las mujeres se sintieran relajadas y sin necesidad de demostrarle nada. Acostarse con él no era ni incómodo ni complicado ni arriesgado, más bien estaba desprovisto de exigencias y resultaba eróticamente placentero"

Y así, como si nada, mirar a los ojos nunca fue lo mismo.
Ni recorrer la espalda con la yema de los dedos.
Ni enredarse los pies el uno con el otro con las sábanas como únicos testigos.